Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Mateo 7:24
Una persona que actúa imprudentemente pone su vida en riesgo y la de los demás.
Para ser considerados prudentes, debemos escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, así podremos medir las posibles consecuencias y actuar responsablemente, con justicia y con cautela, cuidando la vida y la libertad de los demás.
La prudencia bíblica supone:
- humildad para reconocer que la necesitamos,
- diligencia para buscar el consejo de Dios,
- paciencia para esperarlo,
- valor para aceptarlo y
- fe para ponerlo en práctica.
Debemos ser prudentes en:
- Nuestra forma de hablar. (Efesios 4:29, Proverbios 18:21, Proverbios 17:27)
- Nuestras relaciones. (Proverbios 19:14, Mateo 7:12)
- Nuestras decisiones/planes. (Josué 9, Lucas 14:28-33)
- Nuestra conducta. 1 Timoteo 4:12
Si usamos la prudencia como una herramienta para actuar conforme a la voluntad de Dios podremos crecer y manejar con éxito cada uno de nuestros asuntos, porque estaremos cimentados sobre la Roca, y aunque vengan catástrofes no caeremos ni lamentaremos las consecuencias.
La prudencia es actuar conforme a la voluntad de Dios y no la nuestra.
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