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Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

Deuteronomio 27:16

Deshonra a los padres

Esta es otra de las maldiciones que acarreamos sobre nuestra vida.

Alguna vez hemos deshonrado o maldecido a nuestros padres o abuelos. Independientemente si consideramos que lo merecían o no, el Señor demanda de nosotros, más que el amor, la honra.

 Honrar es realizar una prueba pública de respeto, admiración y estima hacia una persona, pero tal vez, en algún momento de nuestra vida, nosotros hemos hecho todo lo contrario con nuestros padres.

Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.

Proverbios 20:20

Maldecir a los padres, deshonrarlos, faltarles al respeto, despreciarlos o desestimarlos trae maldición sobre nosotros y nuestra descendencia, y se manifiesta en los momentos más oscuros de nuestra vida dejándonos desamparados.

Tal vez nuestros padres o abuelos ya murieron o aún no tienes hijos por los cuales preocuparte, pero ambos casos pueden servir en este momento para corregir nuestra vida y nuestro futuro.

Perdona a tus padres y bendice a tus futuros hijos.

Esta es la línea directa por la cual Dios ha dispuesto que el mundo se rija: padres e hijos.

¿Sabes cómo termina el Antiguo Testamento?

El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

Malaquías 4:6

La última palabra escrita antes del silencio de quinientos años, es maldición. La maldición que acompaña a la falta de perdón entre padres e hijos.

Si queremos sanar las relaciones con tus hijos, podemos comenzar perdonando a nuestros padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.

Si tenemos la oportunidad, honrémoslos, hablando bien de ellos y tratándolos no solo decorosamente, sino privilegiadamente, así como Cristo nos trató a nosotros, aunque no éramos buenos.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Colosenses 3:12-13

Si tienes hoy la oportunidad, llama a tus padres y pídeles perdón por haberlos deshonrado en el pasado, este acto de fe romperá la maldición, porque Dios perdona nuestras deudas de la misma manera que nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Si quieres hacer esta oportunidad más poderosa, enseña a tus hijos la misericordia que Dios hizo contigo y tus padres, y esto les enseñará a que en el futuro, ellos la hagan con sus hijos y contigo.

Series: Maldición vs Bendición


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