Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
Números 33:50-53
Dios le dijo a Moisés que antes de que los israelitas se establecieran en la Tierra Prometida, debían expulsar a los habitantes malvados y destruir sus ídolos. En Colosenses 3, Pablo anima a los cristianos a vivir de la misma manera: desechando su vieja forma de vivir y avanzando hacia nuestra nueva vida de obediencia a Dios y fe en Jesucristo.
Al igual que los israelitas que se mudaron a la Tierra Prometida, podemos destruir la maldad en nuestras vidas o podemos acomodarnos a ella. Para entrar y poseer la nueva vida que Jesucristo nos ofrece, debemos expulsar los pensamientos y prácticas pecaminosas de nuestra antigua forma de vivir.
Haz una limpieza total.
Leamos la Biblia: Números.
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