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Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.

1 Samuel 24:4

David creció en estatura, en gracia y sabiduría delante de Dios, y junto con ello, la envidia y la amargura del rey Saúl, quien ahora quería matarlo a causa de la fama que había obtenido por su obediencia a Dios.

Saúl, un hombre que había sido mudado en una persona totalmente nueva gracias al espíritu de Dios, se apartó del Señor y comenzó a ser atormentado en su mente, y a llenarse de resentimiento y amargura contra David, por lo que lo asechaba constantemente buscando matarlo.

¿Te has sentido asechado por sentimientos peligrosos hacia algo o alguien?

El gigante número dos al que nos tenemos que enfrentar es la falta de perdón.

¿Hay alguien a quien debas perdonar hoy?

No importa si ya ha fallecido. Confía en el Señor y comienza a perdonar, sin importar lo que haya pasado, no porque no sea importante, sino porque lo que Dios va a hacer con tu fe es mayor que cualquier otra cosa.

David y todos sus valientes estaban escondidos en una cueva donde el rey Saúl entró a cubrirse sus pies. Esta expresión corresponde a la acción de defecar. Saúl estaba haciendo sus necesidades fisiológicas y los hombres de David le recordaron que Dios lo había entregado en su mano y que era un buen momento para matarlo.

¿Te imaginas lo deshonroso para un rey de morir mientras estaba en el baño?

Y es que ciertamente, Dios entregará a nuestros enemigos en nuestras manos, pero siempre habrá formas vergonzosas y formas decorosas para hacerlo, y nosotros debemos ser sabios para no caer en la tentación de avergonzar a nadie a propósito.

Dios va a entregar a tus enemigos, pero tu corazón estará siendo probado también, y el corazón de David, era conforme al de Dios.

Tal vez a nosotros nos parezca justo que nuestros enemigos caigan por sus errores, pero nosotros no debemos intervenir en su caída voluntariamente.

David cortó un borde del manto de Saúl como una evidencia de que tuvo en sus manos la oportunidad de dañarlo y no lo hizo.

¿Qué haríamos nosotros ante una oportunidad así contra aquellos que nos han hecho mal?
¿Qué nos critican, nos asechan y quieren vernos destruidos?

Mira cómo David hacía lo que Jesús nos mandaría muchos años después:

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.  Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

Mateo 5:44-46

En este tercer día de la serie vas a empezar a escuchar muchas voces, pero queremos que te concentres en una: en la de Dios. Él te va a pedir que confíes en Él y que sigas avanzando por fe en el camino de perdonar.

Hoy estemos orando por cada uno de los miembros del grupo, para que el Señor los ayude a identificar el gigante de la falta de perdón en sus vidas, porque mañana, lo vamos a confrontar y a marcar límites.

Recuerda leer todo el capítulo de 1 Samuel 24. Revisa el plan completo en:
https://instruccionespersonales.com/los-3-gigantes-de-david/



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