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He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová.

1 Samuel 24:10

El corazón de David se turbó porque había cortado la capa de Saúl. Tal vez tú en tu corazón hayas querido tomar represalias contra alguien pero sentiste algo en tu interior que no te gustó, que te confrontó y que hacía ver que eso estaba mal, porque los hijos de Dios no buscamos la venganza, sino que esperamos a que sea Dios quien haga justicia, pero nosotros debemos clamar misericordia.

David dejo que el rey Saúl se fuera de la cueva y salió detrás de él para decirle que aunque tuvo la oportunidad, no le hizo ni le haría daño.

David estaba reconociendo que los hijos de Dios han sido ungidos por Él y que son intocables.

Al día de hoy, muchos hijos de Dios caminan en maldición a causa de que han buscado hacer justicia con sus propias manos, y porque no tienen temor de dañar ni evidenciar vergonzosamente a los hijos de Dios.

Sabemos que hay muchas personas que aún conociendo a Dios no le obedecen y que deben ser confrontados con su pecado, pero nosotros debemos hacerlo como dice la palabra de Dios en Gálatas 6:1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

David frenó a sus hombres de hacer lo justo, porque buscaba la misericordia, y se inclinó con humildad ante Saúl, aunque éste quería matarlo.

Nosotros debemos detener a todos aquellos que buscan hacer justicia en lugar de ser justos, porque Dios no nos ha hecho jueces de nuestros hermanos.

Juzgar con justo juicio es para como vivir como justos, no como jueces.

David le puso un alto a la gente, y también le puso un alto al rey al decirle:

Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.

1 Samuel 24:12

Dejemos que Dios juzgue los asuntos que nos aquejan, Él es el único Juez justo; pero detengamos también nuestras manos y palabras de pensar, decir o hacer mal a alguien.

¿Cómo vamos a confrontar y marcar límites a la falta de perdón? Usando la palabra de Dios.

Hoy te recomendamos que tomes tu Biblia y que te adentres en la hendidura de la peña, en esa cueva donde  Dios te va a dar fuerzas para salir de ella con un espíritu firme, sencillo y determinado a perdonar.

Aquí te presentamos cinco palabras para usar el día de hoy a manera de prueba, pero procura traer tu mochila llena de ellas (no para avergonzar a la gente) sino para derrumbar al gigante de la falta de perdón y detenerte a ti mismo y a los demás de avergonzar a nadie.

Aquí te damos 5 bases de contención:

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 4:32

No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

Lucas 6:37

Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes,  cuando tropezare, no se alegre tu corazón.

Proverbios 24:17

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; porque {así} amontonarás brasas sobre su cabeza, y el SEÑOR te recompensará.

Proverbios 25:21-22

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Mateo 5:7

Revisa el plan completo en:
https://instruccionespersonales.com/los-3-gigantes-de-david/




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