Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.
Prov. 31:26
De la abundancia del corazón habla la boca.
¿Cuántas veces has hablado sin pensar y después te arrepientes? ¿Cuántas veces has hecho juicio sobre otros sin tener conocimiento?
¿Cuántas veces callaste cuando humillaban a alguien?
En el pensamiento de una mujer virtuosa hay temor de Dios y en sus palabras también.
Tú puedes dominar tu lengua con disciplina, moderar tus comentarios con prudencia, callar con paciencia, decir la verdad con compasión, dar órdenes con bondad y disciplinar con amor.
Comparte la sabiduría de Dios con los demás con palabras y hechos: sé justa, sé misericordiosa y sé humilde por obediencia al Señor. Él te ha confiado Poder para hacerlo.
¿Lo crees? Demuéstralo.
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