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Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.

Jonás 1:5

¿Recuerdas que Jesús habló primero a los suyos pero ellos no le hicieron caso? A veces, son los de afuera los que entienden más rápido el mensaje y toman cartas en el asunto.

En este pasaje vemos a un pueblo extranjero que cometía muchos errores, pecados y atrocidades y cuya maldad había subido a tal grado que requería un juicio inmediato.

Entonces Dios envía un profeta a decirles que en 40 días, el juicio sobre ellos vendrá y les anticipa el veredicto: todos morirán a causa de sus pecados.

Muchas personas tienen la idea de que a Dios le encanta destruir lugares y personas, pero Dios no toma por inocente al culpable, ni viceversa. El no castiga a los que hacen el bien, sino a los que hacen el mal, ¿y adivina qué? Pues resulta que como no hay nadie 100% bueno, y que a causa del pecado ¡todos moriremos!

Entonces Dios nos envía advertencias para poder recibir a su Hijo, Jesucristo, la Vida.

Como cuando un padre le dice a su hijo: ordena tus cosas o vas a estar castigado. El padre no está buscando castigar a su hijo, sino que corrija su desorden. El padre está advirtiéndole de las consecuencias a donde lo llevarán sus malas decisiones.

Dios hace lo mismo, cada advertencia es una oportunidad de cambiar nuestros malos caminos para poder evitar las consecuencias. Cada vez que la Palabra de Dios (Jesús) nos habla, nos quiere salvar de la muerte.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

Mateo 23:37

No rechaces a aquellos que quieren salvarte, no apedrees a aquellos que intentan advertirte que viene el juicio y que estás a tiempo de cambiar tu vida, ¡para que vivas!

Es impresionante como a veces nosotros, que conocemos de Dios, somos más duros de entender estas advertencias como un acto de amor y cuidado de Dios y lo ignoramos deliberadamente, e incluso nos enojamos con aquellos que intentan advertírnoslo, pero es más impresionante aún, como hay personas ajenas a la familia de Dios que sí pueden ver la gracia que hay en esto.

El pueblo de Nínive es uno de estos ejemplos.

Ellos no creían en Dios, pero cuando Jonás les advirtió del juicio ellos se dieron cuenta que en verdad hacían la cosas mal, tomaban malas decisiones y caían en pecado. Los ninivitas creyeron en Dios y decidieron hacer algo al respecto: se humillaron delante de Dios desde el rey hasta los siervos y aún, los animales.

¿Hay alguna situación de juicio sobre tu vida? ¿Hay algo que hayas rechazado o incluso, alguien a quien hayas apedreado mentalmente a causa de su mensaje confrontador? Los ninivitas nos ponen el ejemplo de ayunar y humillar nuestra voluntad para someterla al gobierno de Dios.

Propón en tu corazón la disciplina del ayuno, que sea algo común en tu vida, mínimo una vez por semana. Esto te ayudará a poner en orden tu espíritu, alma y cuerpo; a escuchar más claramente a Dios y a sus profetas, y a poner en práctica todo lo que Jesús y su espíritu te pidan que hagas.

Serie: Ovejas sin pastor


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