Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.

Mateo 26:50

Jesús recibió el beso de Judas, y aún sabiendo que le entregaría, le llamó amigo.

Nuestro nivel espiritual se mide en el rato a nuestro prójimo.

¿Qué tan humilde y mansos podemos ser cuando sabemos que nos están traicionando?

¿Somos capaces de servirles y amarles como Jesús amó a Judas?

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

Mateo 16:24

Tomar la cruz es ir hacia el Gólgota y entender que no hay regreso, que es un camino de muerte para la carne donde crucificaremos nuestras pasiones y deseos, pero que resucitaremos a una nueva vida ¡y eterna!

Tomar la cruz no es algo placentero, sino doloroso, pero permite que con completa humildad y mansedumbre, podamos decirle al Padre sobre nuestros angustiadores: perdónalos porque no saben lo que hacen.

Oremos este día: Señor, me cuesta llamar amigo a quien me ha traicionado, pero cuando veo a la cruz, veo que tú me llamaste amigo a mí a pesar de que yo te traicioné y te condené muchas veces, que fue por mí que tu moriste ahí y eso conmueve mi corazón. No sé como hacerlo, no sé cómo seguirte, pero quiero hacerlo, quiero poner en práctica tu palabra y tus consejos. Quiero ser más como tú, manso y humilde, y ver la vida como tú, saturarme de tu espíritu y reflejar al mundo tu amor. Ayúdame a ser suave, gentil, dócil y amable cuando venga la prueba. Amén.

Hoy terminamos la serie MANSOS y HUMILDES.

Te bendecimos por seguir buscando a Dios.

Sabemos que quien quiera ser santo, debe santificarse más, porque sin santidad nadie verá al Señor.

Te exhortamos a seguir amando al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas, a seguir leyendo y escudriñando Su Palabra, orando en lo íntimo de tu habitación, alabándole en medio de la congregación y compartiéndole con todos a tu alrededor.

Serie: MANSOS y HUMILDES