Hay días en que me siento como en el principio, desordenada, vacía y en oscuridad, pero la Palabra nos recuerda una cosa: el Espíritu de Dios se mueve sobre la faz de todos mis problemas… buscando, planeando, ordenando, tomando nota, buscando una oportunidad… y entonces Dios dice una palabra poderosa que activa todo: sea la luz.

Y mi vida se llena de luz, y empiezo a descubrir lo que está mal, lo que me hace daño, lo que me duele, lo que necesito limpiar, lo que necesito sacar, lo que debo hacer.

A la Luz de la Palabra todo salta a la vista y empieza a venir orden, y viene una llenura porque la Luz ocupa todo el lugar, la oscuridad no apaga una luz, es la Luz la que disipa toda la confusión, la perversidad, el temor, las tinieblas; todo está expuesto, todo está bajo la Luz.

Si tú te sientes así como en el principio, recuerda que el Espíritu Santo está esperando que digas la palabra poderosa de Dios que pone en acción todo: que sea la Luz en mi vida, en mi mente, en mi corazón, en mi familia, en mi trabajo, en mi colonia, en mi tierra, y Jesús, que es la Luz, llegará a ordenarlo todo.

¡Cree! ¡El Espíritu y la palabra de Verdad pueden ordenar tu vida y llenarla de luz!

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Génesis 2:2-3