Echa las redes

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

Santiago 3:2

Una persona que puede dominar su vida y sus obras, puede dominar su lengua.

¿Queremos conocer la vida espiritual de una persona? No necesitamos oírle hablar en lenguas, con oírle hablar en su lengua natal es suficiente.

¿Qué palabra salen de nuestra boca? ¿Cómo nos expresamos de nuestros enemigos o de los que nos quieren perjudicar?

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

Santiago 3:5

Una palabra,

  • una murmuración (armar un asunto sobre alguien basado en supuestos con el fin de afectar su imagen),
  • un chisme (difundir un hecho negativo sobre otra persona que no está presente),
  • una calumnia (acusar falsamente a alguien con la intención de perjudicarle)

pueden ocasionar grandes catástrofes.

Generalmente, nuestros recuerdos negativos de otras personas están basados en lo que nos hicieron, pero cuando otra persona nos acusa de haberle ofendido, nos excusamos en que no fue nuestra intención; es decir, juzgamos a los demás por los hechos, pero a nosotros mismos por las intenciones.

Lo cierto es que TODOS OFENDEMOS (y) ¡MUCHAS VECES!

Es necesario que aceptemos nuestra responsabilidad, nuestras acciones a pesar de nuestras intenciones, porque a veces, aunque no haya habido intención, hubo una ofensa, y hay que resolverla lo más rápido posible.

Para ser manso y humilde, es necesario ser responsable.

Oremos este día: Señor, ayúdame a sacar la viga de mi propio ojo antes de querer sacar la paja de los que están a mi alrededor. Yo quiero poder ver claramente. Reconozco que me falta mucho para ser perfecto y que aunque me han ofendido, yo también lo he hecho muchas veces. Perdóname, y ayúdame a pedir perdón rápidamente, a refrenar mi lengua y a cambiar el depósito de mi corazón, para que lo que brote de Él sea humildad y mansedumbre. Que los dichos de mi boca sean suaves, gentiles, dóciles y amables con todos los que voy a convivir esta semana. Amén.

Serie: MANSOS y HUMILDES


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