Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión.

Hechos 12:9

Pedro no sabía aún con exactitud qué estaba sucediendo, acababa de despertar y no sabía si aún soñaba, pero caminó por fe.

El profeta Elías, después de vivir por fe durante 3 años y ver hechos portentosos, recibió un mensaje amenazador y su fe se tambaleó.

Elías terminó huyendo y finalmente escondido en una cueva donde Dios le preguntó ¿qué haces aquí? Y lo invitó a salir para verlo.

Y hubo fenómenos sobrenaturales estruendosos: viento huracanado, terremoto, fuego… pero Dios no estaba ahí. Entonces vino un silbo apacible y delicado… y cuando lo oyó Elías hizo reverencia y salió de la cueva y se encontró con el Señor.

Un silbo apacible como ¿tu respiración? Dios ha puesto aliento de vida en ti, y en cada respirar hay un silbo apacible de Dios, dándote un nuevo comienzo, un nuevo tiempo, una nueva actitud, una nueva oportunidad de para servirle.

Así de delicada puede ser la sobrenaturalidad de Dios, casi cotidiana, pero sigue siendo prodigiosa y digna de alabanza. Sin ese silbo apacible de aliento de su Espíritu Santo, la vida termina.

Elías había visto el poder de Dios en acción expansiva delante de toda la nación al descender fuego del cielo, pero en el momento de debilidad también caminó por fe, porque el Señor le recordó que Él se vale de cosas pequeñas y aparentemente insignificantes para hacer algo grande.

No esperemos hasta estar en medio de una catástrofe para reconocer el poder de Dios, encontrémonos con Él diariamente en cada respiración, al abrir los ojos, al oír la voz de nuestros seres queridos, al abrazar a nuestra familia, al caminar hacia la cocina y probar alimento.

La fe nos llevará a ver la sobrenaturalidad de Dios en todo y en todos, y a darle gloria, honra y alabanza por lo maravilloso que Él.

Misión: Caminar por fe para ver cosas sobrenaturales.

(Si quieres conocer la historia de Elías, lee en tu Biblia 1 Reyes 17 al 19)