Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.
Génesis 41:14
Ese muchacho lleno de sueños que fue vendido como esclavo, que trabajó honradamente y fue calumniado y puesto en la cárcel, que había ayudado a muchos y se habían olvidado de él, que había sido acusado injustamente, estaba siendo procesado por Dios de una forma intensiva y espectacular.
Era José de 30 años cuando Dios comenzó a recordarle sus faltas a los que lo olvidaron, y también cuando fue llamado a cumplir Su propósito.
Llegó la hora de José y su promoción fue apresurada. Yo no sé en qué cárcel emocional te encuentres, qué situaciones del pasado te tienen esclavizada, pero mira lo que hizo José para que tú puedas hacer lo mismo: él se afeitó, se cambió sus vestidos y salió de la cárcel rumbo a un nuevo comienzo.
Para los egipcios, dejarse la barba era señal de depresión y descuido, José se afeita porque decide cortar con toda tristeza y amargura, y tú debes hacer lo mismo ¡y se tiene que notar!
José no podía presentarse delante de Faraón con ropa de preso, de esclavo, sino que se cambió sus vestiduras. Cambia tú también tu percepción de las cosas, tú has sido hecha libre por Jesús ¡revístete de gracia y de obras de justicia!
José tuvo que dar un paso tras otro para salir de la cárcel. Tú también tienes que dar un paso decisivo a la vez fuera de ese encierro físico, emocional y espiritual, rumbo a tu destino, declara la visión, ponla en tablas ¡y corre hacia ella!
Era José de apenas 36 años cuando administraba con la sabiduría de Dios a toda la nación.
A José se le concedió tener como hijo a Manasés (que significa Dios me hizo olvidar) y luego a Efraín (que significa Dios me hace fructificar)
Escucha el llamado, aféitate las penas, revístete de gracia y camina rumbo a tu propósito, olvida lo que pasó y comienza a dar fruto abundante.
Basado en la serie de devocionales diarios «Heredando un sitio de honor», del Ps. Fabio Castañeda.
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