Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

Mateo 4:1

Parte del proceso de cimentación de nuestros ministerios son las pruebas y los desiertos.

Apenas Jesús fue bautizado, fue el Espíritu el que lo llevó al desierto a ser tentado. Tú también serás tentado, y estarás en el desierto, y serás sometido a distintas pruebas, pero ninguna de ellas ha sido diseñada para destruirte, sino para fortalecerte.

Ahí serás consolado por Dios, Él te hablará al corazón y te enseñará a consolar a otros y a hablarles de cómo Sus palabras (y no las tuyas) son lo que sus corazones necesitan.

Jesús venció las tentaciones con la Palabra de Dios, diciéndole al diablo no lo que él creía conforme a su experiencia, sino lo que Dios decía: ¡Escrito está! Le dijo en tres ocasiones.

Tu también hablarás al tentador, a lo que dice el mundo y a lo que tu propia concupiscencia provoca, no lo que tú dices, sino lo que Dios dice, y entonces te dejará por un tiempo, igual que a Jesús.

Jacob estuvo luchando con el varón de Dios porque necesitaba sentirse digno y pleno, ¡legítimo heredero y bendecido!

¿Estás tú luchando también por sentirte merecedor de la gracia, las promesas y la bendición de Dios?

No caigas en la tentación de hacer las cosas como los demás o usar fórmulas ajenas, esta prueba es tuya y Dios es quien va a aprobarte, nadie más ¡resiste la tentación de hacer tu voluntad!

Ríndete.

Ya no intentes hacerlo a tu manera, hazlo a la manera de Dios.

Ya no hables tus palabras, habla la Palabra de Dios.

Deja que sea Su voluntad y no la tuya, la que domine tu vida, y entonces comenzarás a ver el fin de la prueba y del desierto.

¡Resiste la tentación!

Serie: Legítimo.