Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
1 Timoteo 6:10
La gente dice que amor es amor, pero no todas las clases de amor edifican.
Hay personas que han amado más al dios dinero, que al único y verdadero Dios.
El amor el dinero, la codicia, es otra cisterna rota.
Muchos se han extraviado de la fe y han sido traspasados por muchos dolores.
El dinero no es malo, pero el amor al dinero sí.
¿Cuántos adictos al trabajo, a las compras, a los bienes, al estatus hay aquí, que está esclavizados al dinero para seguir satisfaciendo sus necesidades?
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella, dice Proverbios 10:22.
Otra traducción que me encanta dice: la bendición de Dios es riqueza libre de preocupaciones; porque la bendición de Dios satisface y trae contentamiento.
Amar al dinero a destruido familias enteras y corrompido los corazones.
¿En qué gastas tu dinero? Cada vez que llega el día de pago ¿codicias? ¡ALERTA!
¿Tienes lo que necesitas o sufres porque quieres más? Una cosa es la necedad y otra la necesidad.
¿Te sientes traspasado por muchos dolores a causa de malas decisiones económicas, propias o ajenas?
Aún Judas, un hombre que hacía milagros y echaba fuera demonios, que convivía y aprendía del mismo Jesús, lo vendió a causa de la codicia y del amor al dinero. (Mateo 26:14-16)
Ninguno de nosotros estamos exentos de caer en esta tentación. Pero hoy es el día en que tú puedes reconocer delante del Señor esta falta, y también esta necesidad.
Si tú o alguien de tu familia está siendo traspasado por el amor al dinero, pídele hoy al Señor que sean libres de esa adicción, ya que todas las adicciones son destructivas. Recuérdale a tu alma y ora para que el Espíritu Santo le recuerde a aquella persona que tienes en mente que sólo Dios es el que sacia de bien nuestra vida.
Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra.
Salmos 119:81
Dile con confianza hoy al Señor: envía tu palabra, y sálvanos de la ruina (Salmos 107:20)
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