Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Juan 15:2
Jesús es la vid y nosotros los pámpanos, es decir las ramas. Y mientras estamos pegados a Él, viene el Labrador (el Padre) y revisa nuestra condición tomando una de dos decisiones:
- Si no tenemos fruto, nos cortará; y ¿sabemos que le sucede a una rama apartada del tronco? Ésta muere.
- Si tenemos fruto, nos limpiará; quitará todos los frutos y nos dejará vacíos, con el propósito de que volvamos a llenarnos de nuevo.
Los que no tienen fruto son aquellos que tienen un falso concepto de sí mismos, que creen que viven pero están muertos, que están llenos de follaje y tienen una hermosa imagen que los hace sentirse altivos, pero que están vacíos y que Dios los mira de lejos.
Los que tienen fruto y son limpiados son los humildes, y en el intento puede sentirse maldecidos, aunque en realidad están ante un proceso de bendición. Pueden experimentar tristeza, sufrimiento, decepción e incluso hasta depresión.
¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal?
Son algunas de las preguntas que aquellos que de repente, se sienten desnudos al ser “pelados” como una rama.
Si tu has estado llevando fruto al 30, Dios quiere llevarte hasta el 60; si estás llevando al 60, Dios quiere llevarte al ciento por uno; pero mientras tus ramas estén llenas, no podrán cumplir su propósito.
Tu fruto puede echarse a perder o el peso puede hacer que te rompas y quedes lastimado para siempre, por eso debes ser limpiado.
Tus frutos tienen un propósito: dar más fruto, pero si se quedan pegados a ti no lo harán, se pudrirán.
Si estás experimentando un tiempo de limpieza en el que amistades, familiares, compañeros o incluso discípulos se han apartado, no tengas temor, tal vez de sientas vacío y desorientado, pero recuerda que Dios te está limpiado, para llevarte a un nuevo nivel de multiplicación, para su gloria.
Serie: Limpiados | Plan completo en: https://instruccionespersonales.com/limpiados/
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