Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Salmos 23:5

Jesús nos dice: vengan a mí los que están trabajados y agobiados, yo los haré descansar.

Si hay algo que te preocupa, te causa temor o ansiedad, ven y déjalo a los pies de Jesús. Ahora quédate ahí un momento y dale gracias porque eso que a ti te oprime, ya no tienes porqué cargarlo.

El Señor va a enseñarte a caminar a su lado, Él va a llevar el peso, tú solo mira y aprende cómo lo hace Él. Deja tu carga y pon atención: Jesús no hace otra cosa, que lo mismo que ve hacer al Padre. Imítalo. Mira lo que él hace porque ahora lo harás tú, igual que lo hace Él. Fíjate lo que va a pasar:

Él te va a dar una carga más ligera, de acuerdo a tu capacidad y el peso que puedas soportar, para que veas que tu esfuerzo es útil, que eres necesario, que puedes ayudar. No te preocupes, lo harás bien; pero la carga que antes no podías soportar ya no te va a quitar las fuerzas, esta carga que Él pondrá sobre ti es liviana, va a poner en tu corazón una necesidad de moverte a orar y actuar por alguien y que está en una situación más complicada que la tuya.

Piensa: ¿a quién conozco que esté sufriendo o batallando?. ¿Te gustaría que el Señor haga algo por su vida? Esa es tu carga. Ora por esa persona. Jesús está enseñándote a mirar con sus ojos y a ser su ayudante. Ahora empieza tu terapia ocupacional. Vamos a usar esos músculos que se dañaron por el excesivo peso del pasado de una forma ordenada y con un peso gradual para volverte a fortalecer y que los puedas usar con toda tu fuerza, sin lastimarte.

Llama a esa persona, pregúntale cómo está, recuérdale lo importante que es para ti y dile que has orado a Dios por su vida, porque quieres que él la sane, la cuide, le provea para cualquier necesidad, le llene de paz o bendiga a toda su casa.

Si algún angustiador pretendía desanimarte, con esta terapia ocupacional vas a estar tan ocupado que no vas a tener tiempo de preocuparte, porque estarás ocupado en algo muy importante: ayudar a tu prójimo.

El Señor pondrá de su unción sobre ti y te dará el poder de Su Espíritu para actuar de la manera precisa. Su amor por ti estará rebosando de tal forma que lo puedas compartir con otros y ellos también puedan ver cuánto los ama Dios.

Todo esto sucede, cuando estamos ante la presencia de Jesús. Él enfoca nuestros esfuerzos, corrige nuestros hábitos y nos da una forma de ayudar y descansar al mismo tiempo. Definitivamente, como dice el salmo 91, “bajo la sombra de sus alas estaremos seguros”.

Oremos por todas las personas que tienen miedo, que están enojadas, que sufren, que están heridas o enfermas, para que vengan con el Sanador, el Proveedor, el Poderoso de Israel, Jehová de los Ejércitos, para que haga su obra en ellas y con su Palabra se ordenen todas las cosas y podamos vivir en paz.