El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Mateo 23:22
Si hemos dejado que en el campo que Dios nos dio, aun en el campo de nuestra mente y nuestro corazón, haya ortigas y espinos, debemos compararlas al fruto de la carne.
¿Porqué? Porque hemos sido llamados a dar el fruto del Espíritu, y si éste no es evidente, lo único que queda es el fruto de nuestras actitudes carnales en lugar de frutos espirituales.
Todas estas pasiones desenfrenadas ahogan la palabra de Dios, nuestros deseos hacen que no pueda germinar, sino que se destruya y sea infructuosa.
Cuidar nuestra vida espiritual en Cristo Jesús requiere que los afanes y los engaños de las riquezas, todo aquello que aparentemente nos brinda satisfacción y sustituye a Dios en nuestra vida, sea quitado para que las espinas no ahoguen lo que Dios quiere sembrar en nuestro corazón.
¿Qué situaciones enfrentamos como hijos de Dios que nos impiden ser diligentes en la vida eterna?
¿Hay algo que ahogue tus ganas de servir al Señor, de poner en práctica tus talentos o de emprender un servicio o participar en un ministerio?
Como todo compromiso, requiere una responsabilidad, pero esto es parte de no ser perezoso ¿recuerdas?
Todos vamos a ser probados, y vamos a tener que poner nuestra fe por obras.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Gálatas 5:22-23
Si tu crees que aún necesita crecer más fruto en la modalidad de cualquiera de los anteriores, revisa qué cosas están ahogándolo.
¿Hay desinterés, tristeza, ansiedad, urgencia, egoísmo, maldad, falta de fe, enojo, agresividad?
O tal vez quieras recordar lo que la Escritura dice de los frutos de la carne: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas (Gálatas 5:19-21)
Todo esto no solo nos impide dar fruto, sino también heredar las promesas de Dios.
Pide hoy al Señor descubrir cuáles son las cosas que engañan y ahogan la semilla de la palabra de Dios en tu corazón, para que puedas arrancarlas y dejar que lo que Dios preparó para ti crezca y de mucho fruto.
Serie: Cuidemos nuestra vida en Cristo Jesús
Revisa el plan completo en: https://instruccionespersonales.com/cuidemos-nuestra-vida-en-cristo-jesus/
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