Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
2 Crónicas 7:14
ORA Y BUSCA MI ROSTRO
Yo confieso que había descuidado mi relación con Dios en las mañanas. Tenía la costumbre de darle la primicia de mis pensamientos, mis palabras y mis acciones y la perdí.
Facebook me hizo este recodatorio de hace un año. Recuerdo cuánto me costó, y me sigue costando, pero no le daremos a Dios nada que no nos cueste ¿verdad?
Mi espíritu y mi alma lo extrañaban, pero dejaba que el sueño me ganara, así que ayer Dios me ayudó a tomar una decisión, y me recordó al pueblo hebreo que salía a recoger el maná.
Maná
Como vivían en el desierto, tenían que recogerlo antes del amanecer, porque al calentar el sol se derretía, y si no recogían la porción diaria, se quedaban sin comer, ¡y vaya que la comida es una buena motivación!, así que si yo quería comer durante el día, era importante que lo buscara el pan diario muy, muy de mañana.
Antes que el sol lo derrita.
Y me desperté muy temprano, y me levanté con muchísimo sueño y mientras oraba y dormitaba, el Señor procuraba darme ideas rápidas, porque conoce mi debilidad y que en cualquier momento me quedaría dormida otra vez. En un momento que desperté me sentí muy avergonzada, porque aún orando me había quedado dormida y mientras reconocía delante de Él mi incapacidad de ¡no poder quedarme despierta ni una hora! (como los discípulos) Él me guiaba a lo que tendría que poner en práctica durante el día.
Dios está esperando cualquier oportunidad para hablar contigo.
A Él también le gusta platicar y decirte qué hacer o darte tips para resolver tus problemas. Eso es buscar su rostro, buscar su contestación a tus dudas, mirarlo sonreír de emoción contigo y consolarte cuando estás triste.
¿Un expendedor de milagros?
Dios no es solamente un expendedor de milagros, también es un amigo fiel al que le gusta tu compañía y que lo incluyas en tus actividades.
Busca hoy el rostro de Dios, piérdete en Sus ojos de amor y deja que Su sonrisa haga desaparecer todos tus temores, baila y canta con Él, escucha Su voz y déjate llevar por sus consejos, toma su mano y caminen juntos. Esos momentos ¡son los mejores!
Oremos hoy para que Dios nos muestre qué hacer para verlo sonreír de complacencia, y pongamos manos a la obra.
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