Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

Juan 6:3

En esta porción de la historia, lo que Jesús buscaba era tener un tiempo con sus discípulos, pero la multitud le encontró.

Sin embargo, lo que queremos meditar hoy es que aunque Jesús compartía su poder y su sabiduría con todas las personas, con sus discípulos tenía un trato especial.

Los discípulos estaban cerquita de Él y tenían la oportunidad de acercase y preguntarle todas sus dudas.

¿Te ha pasado que a veces escuchas la voz de Dios pero no entiendes? ¿o que lees su Palabra pero que no te queda claro qué debes hacer?


Pues Jesús es el Maestro de maestros, él tiene toda la paciencia, sabiduría y amor para explicarte todo con detalle, sin hacerte sentir avergonzado.

¿No te gusta este nivel de intimidad y cercanía con Él?

Este es un privilegio de los discípulos: la cercanía y la confianza, no solo de ver milagros ni adquirir sabiduría, sino también de convivir diariamente con nuestro Dios.

Si tú quieres ir más profundo que la multitud, si tú no te conformas con una situación transformada, sino que quieres vivir una vida completamente diferente a lo que el mundo ofrece, sigue sus instrucciones:

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

Mateo 16:24

Una cosa pequeña pero extraordinaria, es dar un paso de fe a lo profundo, lejos de la orilla.


Acércate a los líderes de tu iglesia y pídeles que te guíen en un discipulado para comenzar a servir.

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Serie: Cosas pequeñas, cosas extraordinarias