Cuando encuentres basura en tu entorno o en tu interior, levántala y ponla en su lugar.
No la ignores ni le saques la vuelta, levántala, ve al bote y tírala.
Nuestra mente y nuestro corazón se han llenado de basura, empecemos a sacarla, de otra forma, empezará a acumularse, a oler mal y brotará por nuestros poros.
Pidamos a Dios, como David:
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Salmos 51:10
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