Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mateo 6:6
Porque las mejores cosas se confiesan en privado, pero se manifiestan en público, porque todo lo que se diga por lo bajo será proclamado por las azoteas, dice el Señor.
En medio del temor, la angustia o el dolor, Él nos da seguridad en lo privado de nuestra habitación y lo refrenda en nuestro caminar fuera de ella.
Acércate hoy al Señor en oración, toma un momento y acércate con confianza, da un paso más de fe y extiende tu mano como lo haría un niño pequeño hacia su Padre, sabiendo que Él lo tomará en sus brazos y lo sentará en su regazo.
Siente el calor de su pecho, la paz del suave latido de Su corazón y aunque sobrepase tu entendimiento, siente Su amor y comparte el tuyo con Él.
No tengas vergüenza de expresarle tus pensamientos o sentimientos, Él ya conoce tu corazón y Su corazón dará gozo y paz al tuyo.
Porque el gozo no es una simple expresión de alegría, es la seguridad de que Él tiene control de todo lo que sucede en tu vida, y ese conocimiento te llena de paz y te anima estar siempre alegre, porque de Su mano todo va a estar bien.
No te sueltes de Su mano, recuerda que la clave para caminar entre la tormenta es poner tus ojos en Él, alcanzar Su mano y caminar a Su lado, y juntos regresarán a tierra firme a contar a todos lo sobrenatural de sus maravillas.
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