2 Timoteo 1:8
La tercera instrucción es: ¡No tengas vergüenza! ¡Testifica!
Porque después del temor, viene la vergüenza.
Vas a escuchar palabras duras. Vas a ver que te rechazan. Vas a ser criticado. Vas a ser ignorado. Vas a ser perseguido.
Quien quiera seguir a Cristo tiene que aprender a padecer.
Pablo hablaba a Timoteo desde su propia experiencia: había perdido la cuenta de las veces que había sido azotado, encarcelado o estado en peligros de muerte, y aunque Pablo es una referencia ejemplar, nuestra mirada siempre debe apuntar a ser como Cristo. Él fue humillado hasta la muerte por su propio pueblo, pero su sacrificio trajo salvación a todo el que cree en Él.
Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
2 Timoteo 3:12
Esto también es una promesa.
No queremos desanimarte, animarte a testificar sin importar las circunstancias.
Tu fe que es más preciosa que el oro será probada, y será Cristo quien la apruebe.
A pesar de tu juventud y de las limitaciones que crees que tienes, le dice Pablo a Timoteo y a ti también: sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
Hermano, hermana, tú eres un ejemplo de fe y de todas estas cosas para los demás.
El dolor nos recuerda que aún estamos vivos, pero que también Cristo está siendo formado en nosotros y alumbrando al mundo.
Tú eres un instrumento en las manos de Dios que trae luz en la oscuridad para los que están perdidos, eres una esperanza para los afligidos, eres una guía en cuanto a lo que es justo y este servicio brillará como las estrellas en el cielo.
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Daniel 12:3
Serie: TIMOTEO (el que honra a Dios)
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