En diciembre de 1983, la zona citrícola de Nuevo León tuvo temperaturas de hasta 10 grados bajo cero durante la Nochebuena. La helada duró 72 horas con un saldo de 50 muertos y muchos afectados, en su mayoría por la pérdida de la naranja que estaba casi lista para cosecharse.
Ese invierno, más de una familia lloró la pérdida de los ingresos, y de los familiares que se quitaron la vida en la desesperación de haber perdido sus inversiones.
Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.
1 Corintios 10:13 DHH
El proceso de la siembra es un acto de fe, y la cosecha también.
Mientras siembras, vas dejando oculto en la tierra tus sueños, tus anhelos, y mientras avanzas, vas soltando también los miedos y dejando salir la confianza de un futuro y una esperanza.
Tener la certeza de que Dios va a darte la salida ante cualquier contingencia en el proceso, es tener fe, especialmente si no puedes verlo porque la cosecha está aparentemente perdida. Ese es el mejor escenario para el milagro perfecto.
¡Dios tiene una salida! Sólo espera, esto no se acaba aún, Él es el que escribe el final de la historia, si tú lo dejas.
Tal vez creas que todo ha terminado pero no, ¡no dejes de sembrar! Siembra las promesas de Dios y verás que la cosecha de bendiciones vendrán totalmente libres de preocupaciones, y será tan abundante que el testimonio alimentará a tantos que hasta les sobrará para llevar y compartir a más.
Confía en que Dios hará crecer Su semilla y dará una gran cosecha.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmos 126:6
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