Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:38-39
Y por último: ¡Despiértate! No seas víctima del engaño, de la insensatez o la ignorancia, de palabras de mentira o de semillas sembradas en la oscuridad: ¡nada te puede separar del amor de Dios que se lleva a cabo a través de Cristo Jesús!
Sigue creyendo, sigue atento a las señales, sigue corriendo a los brazos de Dios en las pruebas, sigue dominando tus pensamientos y tus sentimientos para recordar que Dios está contigo y que nada te podrá separar de Él.
Serie: El despertar de nuestro espíritu en Navidad
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