Y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Mateo 21:13
#Purifícate
Jesús entró a la ciudad triunfante, igual que lo hizo a tu corazón ¿y sabes a qué lugar fue inmediatamente? Al templo, a ese lugar que estaba escrito que es Su casa, y que debía ser llamada casa de oración.
Pero el templo no es solo una construcción, nosotros somos piedras vivas de una casa espiritual, nuestro cuerpo es un templo del Espíritu también, somos Su casa, escrito esta que somos una casa de oración para Jesús.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
1 Corintios 6:19
Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1 Corintios 3:17
Cada uno de nosotros somos algo muy santo para Dios.
Cuando conocía a Jesús de oídas, me asombraba cómo siendo un Dios de amor, se hubiera enojado tanto en esta ocasión y sacara a todos entre azotes…. Entonces, unos años después entendería que cuando Jesús encontró lleno de negocios y ladrones en su casa, así había encontrado mi corazón cuando entró en Él, y no se enojó conmigo, sino con ellos por tenerme esclavizada, y los echó fuera, porque yo era algo santo para Él.
Así como Jesús azotó el suelo para sacarlos, comenzó a liberar lo inocente que estaba enjaulado y a sanar lo herido y enfermo, sin ningún problema.
Jesús entró triunfante a tu corazón, pero también quiere entrar a tu templo y echar fuera a todo lo que no pertenece a un lugar santo y apartado para Él, en tu corazón.
Tu cuerpo ya no te pertenece, ahora le pertenece a Él, y si somos siervos fieles, no esperaremos a que el Señor regrese para ponernos a arreglar Su casa, sino que la limpiaremos desde antes, para que el la encuentre lo mejor posible.
Hoy es un día de purificación.
Habla con Dios y pidámosle que nos muestre qué cosas hay dentro de nosotros que debemos limpiar, sacar, desempolvar y echar fuera. Probablemente en el proceso se levantará una polvareda que nos nuble la vista y nos incomode, pero no debemos desanimarnos; tal vez encontremos cosas sucias, rotas o destruidas, tal vez haya algo podrido o que nos cause vergüenza, pero recuerda, todo esto está siendo expuesto para ser limpiado, no condenado: ¡estamos preparando nuestro cuerpo, nuestra ama y nuestro espíritu, para que cuando Jesucristo regrese, se siente sobre su trono y reine en nosotros totalmente.
Hoy dile al Señor: purifícame y haz de mí tu casa de oración ¡para todas las naciones!
Serie: La entrada triunfal
Comentarios recientes