Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.

Eclesiastés 4:9-10

Y aquí viene la caballería: Cuando tú estás débil, el Señor te ayuda con la carga.

La estrategia está en compartirla.

¿Has estado cargando tu solo con todo el peso de esta situación? El Señor te dice: es mejor que la lleven entre dos.

¿Recuerdas que a los discípulos los envió de dos en dos?

Cuando Dios creó a la humanidad, tenía a Adán en el huerto y se dio cuenta que no era bueno que estuviera solo, y creó a Eva de una parte de él para que la humanidad estuviera completa, porque sin ella estaba incompleta. ¡Era necesaria la pareja del hombre y la mujer! ¡Era un trabajo de 2!

No hay llaneros solitarios en el camino de la fe, desde el principio hasta el fin de la Escritura, hay un hombre y una mujer con Dios como guía y testigo. Hay un maestro y un discípulo, un Padre y un Hijo, y Dios está sobre todos ellos.

¡Mejores son dos que uno!

Ya hemos reconocido nuestra debilidad ante Dios, ahora es preciso reconocer que necesitamos pedir ayuda a alguien más.

No permitas que el individualismo detrás del ¡_tú puedes_! te aísle de los demás.

Somos seres sociales que necesitan de los demás.

Habla con tu cónyuge y pídele ayuda. Habla con tus padres, hermanos o hijos, pero no dejes que esta carga esté sobre tu espalda, porque la va a romper.

Comparte la carga, pide ayuda.

Hoy te queremos compartir una herramienta de poder mientras Dios nos revela el siguiente paso para el día de mañana:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

Mateo 11:28-29

Pídele hoy al Señor que te enseñe a llevar el yugo, que se lleva entre dos personas, y a ser manso y humilde de corazón, para tener descanso.