Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Romanos 8:15
¿Hay algo que te atemoriza hoy? Tú ya no eres un esclavo, tú eres un hijo …y no cualquier hijo, un hijo de Dios.
¿Tu crees que tu Padre, el Creador de todo, va a permitir que lo que sea que estés pasando te destruya? Si Él lo ha permitido es para fortalecerte, purificarte y prepararte ¡para que veas cosas mayores!
El Padre no te adoptó por mero trámite, Él lo hizo por amor, porque cuando te formó en el vientre de tu madre se llenó de gozo, y cuando el pecado te tomó como esclavo, sufrió al grado de que Dio su vida por ti a través de Jesucristo para saldar la deuda de muerte y poder recuperar el título de propiedad que te acreditaba como hijo Suyo, y te hizo libre.
Tú puedes estar seguro que si Dios te adoptó no fue porque fueras bueno o el mejor, sino porque tú estabas en su corazón y nada ni nadie podría separarte de Su amor.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:38-39
Si alguna vez tu padre terrenal te inspiró la confianza de abrazarlo con amor a pesar de sus limitaciones, acércate hoy con confianza al Padre y háblale con libertad con la mayor expresión de cariño que puede haber: ¡Abba!
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