Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Marcos 10:21
Vino a Jesús corriendo un joven rico, preguntándole ¿qué hacer para ganar la vida eterna?
Un joven íntegro de corazón, lleno de virtud y disposición, al que Jesús miró y amó, pero a quien escudriñó en su corazón dijo: una cosa te falta.
Tal vez tu sientas que ya has dado todo, que has seguido fielmente a Dios, pero Él te dice: falta algo más.
¿Qué es eso que hay en tu corazón que te hace sentir seguro, rico y abundante, y no es Dios?
¿Cuál es tu riqueza? No siempre es económica, a veces es el amor de tus hijos, el trabajo próspero, el estudio prometedor, pero a veces nuestra riqueza que nos encadena también es la enfermedad propia o de un familiar, la pérdida de un ser querido, el fracaso de una relación ¿qué es eso que está ocupando tu atención de tal forma que te detiene y te impide seguir a Jesús y cumplir con tu propósito?
Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Marcos 10:22
No te aflijas, no te vayas.
Muchos se apartan de Jesús porque no quieren dejar sus posesiones, que también pueden ser costumbres, relaciones o actitudes.
¿Recuerdas que Jesús vio todo esto en el corazón del joven y le amó porque reconoció su debilidad?
Él también te ama a ti y reconoce que lo necesitas, por eso te invita a dejar todo atrás y seguirlo.
Este joven pudo haber sido el treceavo discípulo, y tener un tesoro en el cielo.
Pídele al Señor que te revele Su corazón, pero que también te descubra el tuyo, para que puedas identificar esas posesiones que te impiden seguirlo y decidir sobre ellas. No te aflijas ni te vayas, ¡alégrate!, recuerda que Jesús te ama y te invita a ser uno más de sus discípulos.
Jesús quiere más de ti, porque quiere más para ti.
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