Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;  porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.

Lucas 8:41-42

No era cualquier cosa lo que hizo Jairo, en el mejor de los casos, sería repudiado por su familia y desterrado de la ciudad; en el peor, apedreado hasta la muerte y su familia condenada y señalada en el exilio por creer e ir hasta Jesús para rogarle su ayuda.

Jairo es el ejemplo de padre que está dispuesto a todo con tal de salvar a sus hijos.

Y tú, ¿qué estás dispuesto a hacer para que Jesús venga a tu casa?

Aprende de Jairo, despójate de todo, arrodíllate y ruega a Jesús que venga a tu casa a salvar a tus hijos.

Y no temas, cree solamente. Ellos no están muertos, sólo duermen, y Jesús irá a despertarlos.