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La palabra inmundo me parece terrorífica. Mencionar algo o alguien así es decir que es indecente, impuro, muy lleno de basura o suciedad.

El profeta Isaías empieza hablando en su libro sobre el conocimiento que tiene de Dios y su justicia.

Todo este conocimiento lo lleva a identificar y lamentarse por la maldad de los pecadores y de un pueblo que no conoce y no sigue a Dios como debería. En el capítulo 5 vemos los “ayes” de Isaías que hablan de la justicia de Dios… Ay de estos…. Ay de aquellos…. Ay de lo que les va a pasar….

Pero en el capítulo 6 sucede un hecho que estremece la vida de Isaías, el rey Uzías (en quien Isaías había puesto sus ojos y su seguridad, y además, su pariente) muere.

El corazón de Isaías, enlutado por la pérdida familiar, la decadencia del rey y la incertidumbre del reino, tiene un encuentro con el Señor y ahora sus ojos lo ven. En ese momento, los “ayes” de Isaías dejan de ser hacia los demás y lo resume en uno sólo: “Ay de mí que soy muerto… que siendo hombre de labios inmundos han visto mis ojos al Rey”

Es en este momento que Isaías tiene una visión diferente del mundo. Delante de Dios estamos totalmente expuestos con todas nuestras impurezas. A Él no le podemos ocultar nada. Isaías ya no está viendo a los demás, está viéndose a sí mismo inmundo y muerto en pecados.

Isaías reconoce quién es el verdadero Rey de su pueblo, y arrepentido y atemorizado (de su propia maldad) decide servirle y hablar por Ellos (El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), pero con una perspectiva diferente. Ahora Isaías no sólo conoce la justica de Dios, también conoce Su misericordia porque aún así, con toda su inmundicia, Dios lo ama, lo limpia y lo quiere usar.

A Dios no le asustan tus pecados, ¡los conoce todos!, y está dispuesto a perdonarlos si de verdad quieres hacer un cambio en tu vida para obedecerlo.

Todos conocen la justicia de Dios (por eso le temen y muchos ni se le acercan), pero sólo unos cuantos conocen Su misericordia.

Él quiere usarte para que muchos la experimenten también, pero para eso primero necesita abrir tus ojos y limpiar tu boca, para que puedas ver al resto de Su pueblo como Él los ve y hablarles como a Él le gusta: como tus hermanos y como Sus hijos, a quienes ama y protege, y a quienes les tiene paciencia para que sean salvos (aunque se equivoquen y sean rebeldes)

Pídele a Dios que sane tu forma de ver las cosas para poder ayudar a otros.

¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

Mateo 7:3

(Si quieres conocer la poderosa historia del Rey Uzías y porqué Isaías –Azarías- tenía sus ojos puestos en él, la puedes encontrar en 2 Crónicas capítulo 26)

Dios quiere perdonarte, abrir tus ojos a una nueva visión y darte nuevas palabras qué decir. Acércate a Él con confianza y obedece Sus instrucciones.

Alégrate, porque estás a punto de conocer quién es el Rey y cuánto te ama. 


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