Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.

1 Juan 3:15

Dios conoce nuestros corazones, a Él no le podemos ocultar nuestros verdaderos sentimientos.

Señor: si he de tomar una decisión con mi corazón, haz que sea como con TU corazón. Ayúdame a sentir como tú, a perdonar como tú y a tener misericordia como tú.

No dejes que mi corazón se enfríe, ni se endurezca; quita toda callosidad que me impide perseverar en el fuego nuevo del primer amor.

Dios mío, crea en mí un corazón limpio, no me dejes tener malos pensamientos; cambia todo lo que necesita ser cambiado, y eso me incluye a mí también.

(Salmos 51:10)