El Señor pone Su casa, pero también nos invita a poner la nuestra. Cántale al Señor, así como Marcos Brunet y los hermanos: ¡haz de mí tu casa, tu casa de oración a las naciones!
Levanta un clamor por gente de toda raza, lengua y nación, para que se cumpla la promesa de Apocalipsis 7:9, que seamos un solo pueblo, al servicio de nuestro Dios.
Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.
Isaías 54:2
Extiéndete a orar por las naciones, el mundo necesita conocer a Dios a través de ti y de tu oración.
Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
Isaías 56:7
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