A veces nos olvidamos de quién pelea la batalla y que el Señor de los ejércitos es el dueño de la victoria y hoy me hizo recordar un pasaje que me encanta: cuando el profeta Eliseo va con su discípulo Jesse y se enfrentan a un gran ejército enemigo, y el discípulo aterrado le pregunta al maestro ¿ahora qué hacemos? y Eliseo ora para que el Señor abra los ojos de Jesse y ¡entonces ve quién los defiende!
Aquí la porción «Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: !!Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.«
2 Reyes 6:15-17
¡Carros de fuego de los ejercitos celestiales defendiéndolos! ¡WOOOOOWWWW!
O la historia de David y Goliat, que uno venía con espada, lanza y jabalia y otro en nombre de Jehová de los Ejércitos.
Cuando venga un «gigante» contra tí, así es como debes responder:
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.»
1 Samuel 17:45-47
Por eso la palabra de Dios es una espada y hay que saberla usar para atacar y defender correctamente y entender que la batalla es del Señor y se gana “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.”» (Zacarías 4:6)
Y que diga el débil: “Fuerte soy.”
(Joel 3:10)
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