Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.

1 Samuel 30:6

El día de ayer abordamos el primer consejo frente a la crisis: Acercarme primero a Dios y clamar por Su ayuda.

¿Porqué? Porque ante una crisis nos encontramos a tres tipos de reacciones: llorar, echar la culpa a otros y buscar soluciones.

Evalúa rápidamente cómo reaccionas tú ante situaciones así y propón en tu corazón aplicar el consejo de Dios para salir victorioso.

En el pasaje anterior, ya vimos que unos lloraron y otros clamaron, pero en este versículo encontramos a los que buscan culpar y matar al que consideran responsable del problema (aunque haya estado con ellos todo el tiempo y esté igual de afectado).

David no sólo tenía la angustia de que su familia, la de todo el pueblo que estaba secuestrada y la ciudad destruida, además, ahora había de agregar la furia y la amargura del pueblo, y un pueblo dolido fácilmente se puede convertir en una turba peligrosa, deseosa de que alguien pague las consecuencias y reciba venganza.

¿Has sentido la amargura en la mirada de alguien que te culpa por algo (aunque no sea tu culpa)? Tal vez te sientas sin fuerzas, agobiado por la circunstancia, el dolor, la responsabilidad y la culpa (aunque no sea tuya).

Tal vez estás desesperado porque aquellos que se lamentaron contigo, que sufren igual que tú ahora te quieren linchar.

Es tiempo de recordar el consejo número uno: Acercarte primero a Dios y clamar por su ayuda.
Te lo repito porque sin este consejo no podemos pasar al segundo: Fortalécete en Dios.

¿Porqué es necesario fortalecerte? Porque estás débil, y los demás también.

Porque debes recordar que ellos reaccionan así porque tienen una herida que no saben manejar, pero tú sí sabes, porque tú conoces a Dios y Él te ha cuidado y librado muchas veces, y lo hará esta vez también.

Tú necesitas que Dios te de fuerzas para ayudar a los demás a salir de este problema, aunque tú también estés emproblemado.

Eso hacen los líderes: servir a otros, aunque el mundo se esté derrumbando.Dios te ha dado una luz para alumbrar a los que viven en tinieblas.

Dios te ha dado nuevas fuerzas para levantar a los que han caído.Dios te ha sacado del pozo de la desesperación para que extiendas tu mano a los que se ahogan en ella.

Dios ha hecho tantas cosas por ti, que es imposible que no las recuerdes.

Es necesario que compartas con otros lo que Dios ha hecho contigo, para que ellos también puedan salir del dolor y desesperanza a una vida abundante. Porque Jesús lo hizo contigo y quiere hacerlo con ellos también.

Dios te dice hoy: Con amor eterno te he amado, yo te puse nombre y no me acordaré más de tus pecados. Yo te traeré sanidad y medicina y te curaré y te revelaré abundancia de paz y de verdad. Aunque tu padre y tu madre te dejaren yo no te dejaré ni te desampararé, te sustentaré con la diestra de mi justicia. Bajo la sombra de mis alas estarás seguro, ninguna plaga tocará tu casa. Te llevo esculpido en la palma de mi mano, tú eres la niña de mis ojos. Ningún arma forjada contra ti prosperará, tú descubrirás los tesoros escondidos y los secretos mejor guardados. Eres mi hijo amado, en ti me complazco, mi presencia irá delante de ti y te daré descanso. Yo te amé primero.

Gracias a Jesús eres una nueva criatura. Una nueva vida ha comenzado.

Oremos por todos los que viven agobiados por la culpa y el temor, que el Señor rompa esas cadenas de amargura que los mantienen atados.

Oremos también por todos los líderes para que se fortalezca en Dios y busquen su dirección en todo, especialmente cuando se encuentren en persecución.