Hace cuatro años tuve que cambiar de trabajo y eso alteró nuestra dinámica familiar.
Con el corazón arrugado abracé a mis hijos mientras les explicaba que iba a ver menos tiempo.
Ellos me abrazaban también mientras me tranquilizaban y Mateo me decía: no te preocupes mami, el Espíritu Santo cuidará de nosotros y todo va a estar bien.
Una lágrima de agradecimiento a Dios rodó en mi mejilla porque ellos TAMBIÉN LO CONOCEN y confían en Él.
Dios es fiel a sus promesas.
Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;
Deuteronomio 7:9
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