Cada maestro de la ley daba a sus alumnos una oración modelo que incluía una serie de aspectos para considerarla completa, donde ellos se expresarían con sus propias palabras y Jesús no fue la excepción.

Jesús se aseguró de que el modelo incluyera:

ALABANZA: adorar a Dios por quién es.

ACCIÓN DE GRACIAS: adorarle por lo que Dios hace.

CONFESIÓN: quitar todo impedimento entre el adorador y Dios.

INTERCESIÓN: invocar las bendiciones de Dios para beneficio de otros.

SÚPLICA: pedir con perseverancia por el reestablecimiento del reino de Dios en los asuntos que le presentamos.

PETICIÓN: pedirle a Dios que supla nuestras necesidades personales.

La próxima vez que ores el Padre nuestro, recuerda las palabras de Jesús:

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Mateo 6:7-13