¿Alegrarme en una crisis? ¿en el desierto?

El desierto es el tiempo de la prueba; en el desierto el calor del día es alucinante, el frío de la noche es intenso, la sed y el hambre son desesperantes, en el desierto todo te hace desfallecer, en el desierto hay un vacío y soledad que sólo Dios puede de llenar.

En el desierto te ves obligado a pedirle a Dios Su dirección porque si caminas bajo tu propio criterio te mueres, y si te quedas inmóvil, también.

¿Porqué Dios te lleva al desierto si es un lugar de muerte?

Porque Dios quiere que dejes morir:
• tu angustia y pongas en Él tu confianza.
• tus deseos y confíes en Sus propósitos.
• tus miedos y empieces a caminar por fe.
• tu vergüenza y te levantes y resplandezcas con Su luz.
• tus tristezas y seas ungido con óleo de alegría.
• tu viejo estilo de vida y todos tus pecados, para que tengas una forma de vivir completamente nueva, libre y eterna.

Dios quiere cubrirte con Su manto cada noche y abrigarte, calmar tu hambre y saciar tu sed, extender la sombra de sus alas sobre ti cada día y refrescarte, pero sobre todo, quiere llevarte en brazos, cerquita de Su pecho, escuchando Su corazón que late por ti y Su voz sobre ti, cuidando de ti, mimándote a ti, hablándote quedito, claramente, directo a tu corazón.

Alégrate porque en cada crisis, Dios te acompaña y no quiere que tus pies tropiecen con ninguna piedra, sino llevarte cargando (como a un hijo amado) para que estés seguro.

Acércate a Él y déjate consentir.

Escucha la voz de Dios para alegrarme en las crisis del desierto.

Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.

Oseas 2:14