Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.  Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

1 Juan 3:1-3

#Transfórmame

El Padre nos ha amado, y por la fe en el sacrificio de Jesús, ahora también somos llamados hijos: hemos recibido la adopción como hijos ¡de Dios!

No hay mayor privilegio que poder decir que tu Padre es el Dios Todopoderoso, el Sanador, el Proveedor, el Libertador, Jehová de los Ejércitos.

Sin embargo, aunque somos sus hijos, aún nuestra transformación no está completa, aún vivimos en la carne, pero un día le veremos cara a cara, y todos los que tenemos esta esperanza, sabemos que seguimos en un proceso de refinamiento.

Tal vez estemos enfrentando aflicción en el mundo, porque así como el mundo no reconoció a Jesús, tampoco nos reconoce a nosotros, y eso puede confrontarnos, pero debemos tener esperanza.

Mientras escribo esto, escucho a mi hijo Mateo grabando su Pildorita de Fe para otros niños y diciéndoles (sobre esta porción) que el mundo no conoce a Jesús ¡porque no les hemos hablado de Él!

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

Romanos 10:14

El día de hoy, pidamos al Señor que nos recuerde que somos sus hijos amados, que tenemos al Padre Eterno gracias a Jesucristo, y que queremos ser transformados para que cuando Él se manifieste, podamos ser semejantes a Él en todo ¡y compartirlo!

El día de hoy pídele al Señor: ¡transfórmame para poder dar a conocer a Jesucristo!

Serie: La entrada triunfal