Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos.

Hechos 3:7

Hoy terminamos la serie de esta semana volviendo a la porción inicial: Pedro, Juan y el hombre cojo.

Pedro le dio una palabra: en el nombre de Jesús de Nazareth, levántate y anda, pero no se limitó a eso nada más. Pedro le tomó la mano y le levantó, y entonces se le afirmaron los pies y tobillos.

¿No necesitas tú que alguien te tome de la mano para firmarte de vez en vez?

La gente a la que le has hablado de Jesús, a quien las bendecido, también necesita que le tomes de la mano y la levantes, para que se afirme y camine por fe, y salte de emoción.

Nuestra labor como creyentes no es nada más hablar del evangelio, sino también acompañar en la fe y discipular a otros.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Mateo 28:19-20

La gran comisión de Jesús a cada uno de nosotros es que demos de gracia, de todo lo que Él nos ha dado, es ir y hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles que obedezcan todo lo que Jesús manda.

Tal vez esta tarea te parezca titánica, pero mira que Jesús junto con la comisión les dio esta promesa: Yo estoy con ustedes todos los días ¡hasta el fin del mundo!

Él no nos ha dejado solos con el trabajo.

¿Hay algo que impide hoy que hagamos la Gran Comisión que Dios nos ha dado?

No permitamos que nada obstruya el propósito de Dios y del Espíritu Santo en nuestras vidas. Los campos están listos para la siega, hay mucha cosecha qué levantar y sigue habiendo necesidad de obreros para la mies.

Si tú hoy estás necesitado de trabajo, apúntate como obrero con el Señor, dile ¡heme aquí, envíame a mí! Él paga con vida eterna ¡y paga muy bien!

Ese cojo que nunca en su vida había caminado, en el momento que le fueron afirmados los pies y tobillos, comenzó a caminar y a saltar, alabando a Dios.

Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

Hechos 3:9

Tú y yo somos como ese cojo que ahora puede caminar y saltar de emoción a la vista de todos porque Cristo nos libertó. No te olvides de alabar a Dios para que todo el pueblo vea quién hizo la obra en ti y testifiquen de quién eras antes y quién eres ahora.

Reto para hoy: Si tu fe se ha afirmado y ahora puedes caminar gozoso otra vez, sé como Pedro y Juan, conviértete en un discípulo de Cristo.

Serie: Damos lo que tenemos. Revisa el plan completo en https://instruccionespersonales.com/damos-lo-que-tenemos/