Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Romanos 1:16
Es necesario que nosotros comencemos a recordar y compartir aquellas veces en que no hubo ninguna otra explicación lógica ni científica ni natural en la que nuestra vida cambió porque solo podemos decir que Dios obró con poder en nuestra vida.
Debemos perder la vergüenza de decir en altavoz que fue Dios el que hizo un milagro en nuestra vida.
No fue el sicólogo ni el psiquiatra el que quitó mis problemas de ansiedad, no fue la asesoría profesional la que restauró mi matrimonio, no fue ningún medicamento el que desapareció los quistes de mi útero, los tumores en mis senos, los que le quitaron la alergia que tapizó el cuerpo a mi hijo frente a mis ojos, el que levantó a mi padre de una cama de hospital sin secuelas cuando una embolia amenazó su cerebro, fue Dios mismo el que lo hizo y hasta los médicos que conocen nuestros expedientes lo reconocen. Dios ha hecho esto y muchas cosas más, y yo no me lo puedo guardar porque Él hace eso y más en aquellos que creen y confían en que Jesús es Dios y puede hacerlo.
El evangelio, la buena noticia de que Jesús es el Hijo de Dios que tiene autoridad para obrar en todos los que creen en Él es poder para salvar a los que tienen fe.
Oración: Padre te doy gracias por amarme, perdonarme y ser fiel obrando con poder en mi vida, hoy te pido que quien lea este testimonio crea que Tu tienes poder para salvarlo. Amén.
Serie: Reflejemos la luz del mundo. Revisa el plan completo en: https://instruccionespersonales.com/reflejemos-la-luz-del-mundo/
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