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Echa las redes

Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.  Ezequiel 37:7:8

Ezequiel iba en el Espíritu de Dios, y siempre que nosotros declaramos con fe Su palabra, algo sucede en lo sobrenatural: todo empieza a temblar, moviéndose de lugar y acomodándose de tal forma que Dios empieza a unir lo que estaba separado, y tú comenzarás a mirarlo también en lo natural.

No te asustes si al empezar a profetizar la palabra de Dios empiezas a ver cambios a tu alrededor y las personas empiezan a acomodarse y a unirse. Tal vez al principio no lo entenderás bien pero es solo el comienzo.

Comienza a buscar pasajes en la Escritura sobre la unidad de aquellos que Dios ha llamado y úsalos para profetizar el día de hoy sobre esas personas que a lo mejor se habían separado de su identidad como hijos de Dios, de su matrimonio, de sus familias o de su iglesia, pie a Dios que los inquiete para juntarse hueso con hueso y para que el espíritu sea puesto en ellos.

Date un tiempo a solas con Dios y comienza a hablar unidad sobre esas personas que están separadas de una u otra forma.

Oración: Señor que retiemble en su centro la tierra al sonoro rugir de la unión de los hijos de Dios. Amén.

Serie: El poder de la lengua. Revisa el Plan completo en:  https://instruccionespersonales.com/el-poder-de-la-lengua


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