Día 2 – ¿A quién imitas?

A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

Hebreos 6:12

Esto parece propósito de Año Nuevo, pero quiero invitarte a que no lo veas como una opción, sino como una orden. ¡No te hagas perezoso!

No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra? Lucas 18:8

Necesitamos empezar a ver la palabra de Dios no como una sugerencia, sino como una ordenanza que hay que seguir fielmente, para que el Señor encuentre fe en el mundo cuando regrese.

¿A quién imitamos? ¿A las que consideran la verdad como algo relativo, o como ALGUIEN a quién seguir?

El Señor nos pide que imitemos la fe y la paciencia para heredar las promesas.

¿A quién conoces que esté lleno de fe? ¿A quién identificas como una persona paciente? Probablemente vengan a ti los nombres de hombres y mujeres, pero sólo hay Uno que es digno de imitar: Jesús.

Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 1 Pedro 2:21-24

Así como la disciplina alimenticia y de ejercicios rinde frutos al cabo de unas semanas, así nuestra fe, a medida que imitemos a Cristo, irá mostrando el musculo espiritual y quitando lo que no aprovecha al cuerpo. No te desanimes si al principio no ves resultados, tu disciplina en la fe hará que éstos sean visibles y tonifiquen tu alma y tu espíritu. ¿Quieres que el Señor halle fe en ti? Yo sí! Pero tengo que ponerla a trabajar, tengo que dejar la pereza de la carne y ejercitar la fe y la paciencia, imitando sólo a Cristo.

ORACIÓN: Padre, necesito de tu Espíritu de poder, amor y dominio propio para dejar la pereza e imitar la fe y la paciencia de Jesús con los que me rodean. Ayúdame a que Jesús encuentre una fe abundante en mí cuando regrese. Amén.

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