Si hoy murieras ¿sabes a donde irías?

Está establecido que todas las personas mueran y después estén en el juicio de sus vidas delante de Dios.

Tal vez tu creas que no es cierto, ¿pero te gustaría averiguarlo? Leer eso no te cuesta nada.

¿Qué dice de ti tu vida?

Sabías que en el cielo hay libros registrando cada una de tus acciones? Cuando esos libros se abran, qué dirá tu vida de ti?
En este juicio habrá un acusador, diciéndole a Dios porqué no mereces estar en el cielo, intentando arrastrarte con él al infierno.

¿Tienes abogado que te defienda?

Finalmente, se abrirá un libro, el más importante, aquel que invalidará todo acto registrado en los anteriores: el libro de la vida.

Si tu nombre está escrito en Él, tu abogado podrá defenderte y serás libre de todos los cargos, si no, no habrá nada que puedas hacer, porque aunque la misericordia de Dios no se acaba, el tiempo sí, y Él te dio toda una vida para aprovecharla. Se acabó la vida, se acabó el tiempo. El pecado te alejó de Dios.

Nuestra propia maldad no nos dejará estar con Él.

¿Aprovechaste el tiempo?

Si tú lees esto, aún estás a tiempo. Cristo es tu abogado. Él pagó la deuda por adelantado, sin esperar nada a cambio.

¿Qué tienes tú que hacer con esto?

Recibir este regalo.

¿Cómo?

Si tú reconoces que has pecado y que necesitas un Salvador, reconcíliate con él.

¿Cómo te reconcilias con alguien?

Reconociendo tus errores, pidiendo perdón y comprometiéndote a no volverlos a cometer para que vivan felices juntos. Eso mismo hacemos con Jesús, ¡él es una persona y es Dios!

¿Crees que eso es difícil?

El mismo Espíritu que sostuvo en la cruz a Jesús por amor a ti y que lo resucitó de la tumba, está en ti en cuanto confieses con tu boca que Jesús es el Señor y Salvador de tu vida. Esta es la forma en que tu nombre queda inscrito en el libro que te mencioné antes: el libro de la Vida.

Ahora, el Espíritu de Dios ha soplado en ti poder, amor y dominio propio, si crees que necesitas estar lleno de esto y no solo un poquito, pasa más tiempo hablando con Dios, acércate a otros que lo busquen igual que tú y lo imiten amando, perdonando y haciendo misericordia a todos los que la necesitan. Lee la biblia y ayuna periódicamente, eso te fortalecerá de tal manera que podrás resistir las tentaciones cotidianas.

¿Quieres saber cómo lo sé?

Porque Dios los dejó escrito como referencia. Las necesitas, déjame un . en los comentarios y te los comparto con alegría.

No temas. Cree solamente y verás la gloria de Dios.