Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
Gálatas 3:13-14
Jesús rompió la maldición
Todas estas maldiciones, y muchas más, Cristo las cargó sobre Él en la cruz, para que nosotros fuéramos libres.
Él se hizo maldito para que nosotros fuéramos librados de la maldición.
Estamos a punto de entrar en un tiempo de reflexión en la Semana Santa, donde recordamos el sacrificio de amor y el poder de la resurrección que Él mismo manifestó primero para que todos nosotros experimentáramos después, por la fe.
Cristo también es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo. Él es el principio, supremo sobre todos los que se levantan de los muertos. Así que él es el primero en todo.
Colosenses 1:18 NTV
Cristo es el primogéntio, el preeminete, el primero en todo.
Y aunque a veces nos encontramos como Pablo, luchando con la ley de la carne y la del espíritu:
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Romanos 7:21
En Cristo, tenemos la bendición de Abraham, porque todos los que por la fe creen en Jesús, son hijos de Abraham, y tenemos la promesa del Espíritu en nosotros, y que en él, serán benditas todas las familias de la tierra, y ¡eso incluye la nuestra!
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.
Efesios 3:14-16
Este es el amor de Dios que excede todo conocimiento.
Gracias a Jesús, nuestra familia tiene un nombre no solo en la tierra, también en el cielo, y nos da el ser fortalecidos no con algo terrenal, sino con el poder de Su Espíritu.
Hoy dale gracias a Jesús porque tu familia tiene un nombre escrito en la tierra y en los cielos, dale gracias porque él te liberto de la maldición a ti y a tus descendientes, y porque además, te ha fortalecido para pelear la buena batalla de la fe, para que puedas decirle a la tentación de la carne: ya no vivo yo, Cristo vive en mí, y lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del que me amó!
Cristo te amó, el Padre te amó, el Espíritu Santo te amó.
Eres bendecido, perdonado, escogido y libre, en el nombre de Jesús, y no sólo tú, sino también tu descendencia.
Esta noche, sal a mirar las estrellas y piensa en la bendición de Abraham que Jesús te ha compartido a ti. Agradece a Jesús y comienza a Bendecirlo, y con él a tus generaciones, que serán de bendición, con las estrellas.
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