Sin importar la situación, no dejen de orar. Es la mejor ofensiva.

Recuerden que no peleamos contra las personas, sino contra los pecados que los dominan, y para ello, la oración del justo puede mucho.

Clamemos a Jesús, que es el único justo, para que interceda por nosotros en lo que estemos pasando y podamos ver la victoria.

Para destruir las fortalezas del mal, no empleamos armas humanas, sino las armas del poder de Dios: el ayuno, la oración, la intercesión, la alabanza, el ministerio. (2 Corintios 10:4)

Si el enemigo quiere guerra, guerra tendrá.

Pero esta guerra es personal. ¿Quién mejor que tú sabe lo que tu familia necesita?

Levántate en ayuno, oración e intercesión por tu familia y defiende lo que es tuyo.

El evangelio, el Espíritu Santo, la fe y el nombre de Jesús son poder de Dios para salvar.

Contraataca la adversidad con oración continua.

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.

Hechos 12:5