Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.

Lucas 1:11

En los tiempos de Herodes había un sacerdote y su esposa, descendientes de la línea de Aarón, a quienes se les designaba por generaciones a llevar el sacerdocio con tareas específicas.

A pesar de que esta pareja no tenía hijos y eso era una gran afrenta en la sociedad de su tiempo (ya que en muchos casos asociaban la esterilidad con pecados ocultos), la Escritura dice que ellos, delante de Dios era justos e irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas. ¡Wow, esto es impresionante! 

Si tú lees el Pentateuco (los primeros 5 libros del Antiguo Testamento) encontrarás que hay más de 500 leyes entre mandamientos, estatutos y ordenanzas de Dios para su pueblo; es más, si tan solo nos limitamos a los 10 Mandamientos que Dios escribió con su propia mano en las Tablas de la Ley (Éxodo 20) nos daremos cuenta que todos hemos fallado por lo menos una vez con alguno de ellos, sin embargo, Zacarías y Elisabet, delante de Dios no tenían ninguna razón para ser reprendidos por Dios a causa de ninguna de sus acciones, y aunque seguían siendo estériles.

¿Te has sentido que quieres echar todo por la borda porque Dios no responde tus oraciones? ¿Cómo te sentirías si hubieras dedicado toda tu vida a hacer lo que Dios te pidió y sólo estuvieras viendo que Él bendice a otros y tú no tienes lo que más has deseado?

Zacarías y Elisabeth, a pesar de que Dios no había contestado sus anhelos, seguían siendo justos e irreprensibles, y haciendo lo que Dios les mandó, porque Su esperanza no estaba en las bendiciones de Dios sino en el bendito de Israel.

¿Sabías tú que gracias a Jesucristo el sacerdocio ya no corresponde exclusivamente a los descendientes de Aarón, sino que a través de Cristo todos somos reyes y sacerdotes a Su servicio?

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

1 Pedro 2:9

Tú y yo somos hemos sido llamados y escogidos para ejercer el sacerdocio santo y el gobierno divino en nuestros hogares. Muchos ciertamente queremos ser tratados como reyes, pero Dios quiere que seamos sacerdotes, que entremos diariamente, en el mañana y en la tarde, y las veces necesarias con la libertad de estar cubiertos con la sangre del Cordero, delante de su altar a entregar no solo nuestras peticiones, sino las de todo el pueblo de Dios.

Lucas nos detalla que mientras Zacarías ejercía con excelencia lo que Dios le mandó, a pesar de sus circunstancias, el pueblo y la multitud esperaban afuera orando también.

Hay una multitud que espera que tú tomes tu llamado en serio, que te levantes a ministrar al Señor con excelencia, que ejerzas tu ministerio con temor y temblor.

Tú eres rey y sacerdote al servicio de Dios, ¿y sabes qué va a pasar cuando lo tomes con pasión? Él Señor va a enviar su ángel a decirte Sus palabras.

El Señor quiere encontrarse contigo y ciertamente lo hará cuando estés haciendo lo que Él te mandó. ¡Qué hermoso que él nos encuentre haciendo Su voluntad!

La iglesia de Cristo, sin importar su denominación, necesita unirse cada una en su llamado, necesita hacer compromisos y ser obediente a lo que Dios le pidió que hiciera.

Esta iglesia necesita revisar en sus genealogías qué es lo que Dios le ha llamado a hacer y si nos remontamos a nuestro linaje espiritual en Cristo Jesús, todos entendemos la importancia de ser obedientes.

Pero Samuel le dijo: «A Dios le agrada más que lo obedezcan, y no que le traigan ofrendas. Es mejor obedecerlo que ofrecerle los mejores animales.

1 Samuel 15:22

Tal vez tu hoy estés ejerciendo un ministerio pero queremos invitarte a preguntarle a Dios si eso es lo que Él te mandó a hacer, porque puede sucedernos que estemos haciendo muchas cosas “para Dios” que él nunca nos mandó, aunque estas sean “buenas”.

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Mateo 7:21-23

¡Ay de nosotros que en aquel día Él nos llame de esta forma! Hoy es día de hacer un alto y hablar con Dios de lo que estamos haciendo, si esto le agrada o si es algo que debemos dejar y retomar el camino de la obediencia. Preséntate hoy delante del altar del Señor y pídele que te revele Su voluntad para ti y ¡ponla en práctica ya!

OREMOS POR: Señor hoy oramos por agradarte con obediencia más que con promesas y sacrificios, hoy queremos que nuestra voluntad se sujete a la tuya y que podamos servirte con excelencia, hoy queremos iniciar un camino irreprensible y justo delante de ti con la ayuda de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

INTERCEDAMOS POR: La niña Miranda que tuvieron que remover parte de su intestino y su estado es delicado, que el Señor haga un milagro creativo y su cuerpo funcione en plenitud para que todos los que conozcan su caso glorifiquen a Dios.

Serie: Llamados a la unidad. Revisa el plan completo en: https://instruccionespersonales.com/como-un-solo-cuerpo