Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 1 Corintios 10:10
La murmuración es el comentario que se hace de una persona que no está presente, tratando de que esta no se entere y con la finalidad de hacerle daño o de molestarla.
Si murmurar contra alguien es malo, imaginemos lo que es murmurar contra Dios, considerado que no nos podemos esconder de Él, ¡Él siempre nos oye!
El pueblo se quejaba tanto de Dios, del desierto, de su comida, del agua, del clima…. Y no puedo evitar más que pensar en cuánto me quejo yo de todo alrededor sin darme cuenta que es creación de Dios y en automático me estoy quejando de Él.
La queja nos detiene y también nos hace perecer. Cambiemos nuestra queja en gratitud, alegría, alabanza y paz.
El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos. Proverbios 17:22
A lo largo de esta semana hemos visto una serie de errores del pueblo de Dios para ejemplo nuestro, para que no caigamos en ellos y perezcamos.
Hoy el Señor nos envía su palabra para salvarnos de la ruina, y perdona a todo aquel que confiese y se arrepienta de sus pecados, pero nos deja una advertencia más:
Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:11
El Señor no quiere condenarnos, sino quiere salvarnos, pero también que no pequemos más, no sea que nos venga una cosa peor.
Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. Juan 5:14
Caminemos a la luz de la Palabra, que sea una lámpara a nuestros pies, meditemos de día y de noche en ella y si creemos estar firmes, miremos en ella diariamente qué hacer para no caer en la tentación y perecer en el desierto. Dios no preparó el desierto para que viviéramos en él, solo es parte del trayecto, asegurémonos de que cuando pasemos por él, estemos agradecidos y expectantes de todas sus maravillas, para salir bien librados y ver la tierra donde fluye abundantemente leche y miel.
ORACIÓN: Señor, envía tu Palabra y sálvame de la ruina, no quiero quejarme ni murmurar, ayúdame a vivir una vida que te agrada sin codicia, idolatría, fornicación, sin tentarte o murmurar contra ti o contra mi prójimo, ayúdame a vivir en santidad. Amén.
¡Dios te bendiga!
Plan completo en https://instruccionespersonales.com/mire-que-no-caiga/
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