Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mateo 11:29-30
El único camino al Padre es Jesús, y es a través de él que Dios nos hace una invitación: Ven a mí.
Tal vez has estado un poco lejos, peor no te preocupes, el Señor te llama, porque quiere ayudarte con esa carga.
¿Puedes reconocer que estás cargando algo que no puedes manejar? ¿Qué te está lastimando y que te está debilitando? Tal vez hoy te encuentres cansado, muy trabajado y necesitas descansar, pero no te preocupes: Jesús está aquí para decirte qué hacer.
Para ser libre de esto, primero debemos ir a Él, reconocer que tenemos una carga y ponernos su yugo, así compartiremos el peso de ella, peor esto es lo impresionante:
Cuando nosotros “compartimos” la carga con Jesús (miedo, frustración, problema, necesidad o lo que sea), Él la toma y la carga por nosotros, dejándonos libres para aprender de Él.
¿Qué nos quiere enseñar? A ser mansos y humildes, porque sólo entonces, tendremos paz.
Manso viene de la palabra griega “praos”, que quiere decir el equilibrio necesario para ejercitar el poder y evitar la aspereza. Ser suave, gentil, dócil y amable.
Jesús quiere transformar nuestra vida, pero para ello necesita transformar nuestro carácter.
¿Crees que lo necesitas?
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