Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
1 Samuel 1:26-27
(1 Samuel 1 y 2)
El nombre de Ana significa gracia. Esta mujer israelita estaba casada con Elcana, quien la amaba daba siempre una porción escogida, pero que tomó una segunda esposa, Penina, quien siempre la afligía, ya que ella tenía hijos y Ana era estéril.
En un momento de desesperación, desahogó su corazón en Dios y le pidió un hijo que prometió consagrarlo a Él. El sacerdote que la vio en el templo la confundió con una mujer ebria a causa de su aflicción, sin embargo la bendijo cuando se dio cuenta que era genuino y honesto su sentir hacia Dios.
El Señor escuchó su oración y ella concibió, dando a luz al profeta Samuel quien se convertiría en el último juez de Israel y uno de los hombres más importantes de su tiempo, y hasta ahora. Cada año, ella llevaba un efod de lino hecho a la medida de su hijo.
¿Qué lección podemos encontrar?
- Buscó al Señor para desahogar su corazón a solas y entregar su petición.
- Cuando Dios le concedió un hijo, cumplió su promesa de educarlo con amor a Dios y entregarlo a su servicio en el templo.
- Debemos vestir a nuestros hijos con santidad para Dios.
- Las Penina’s en nuestra vida suelen ser mujeres inseguras y deben llevarnos a buscar siempre a Dios.
¿Tú puedes encontrar alguna otra?
¿Hay algo en la vida de Ana que puedas aplicar el día de hoy?
¿Qué quiere decirte Dios sobre esto?
Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Deuteronomio 4:9
Ella es una de tantas mujeres ¡que tienes que conocer! ¡Comparte esta información con alguien más!
100 Mujeres de la Biblia que rompieron paradigmas.
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