Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos.

Prov. 31:13

Esforcémonos con alegría.

El trabajo no debe ser tedioso, sino fuente de agrado y satisfacción. La lana se usa para abrigar y el lino para estar frescos, cada material tiene su función específica y si se usa de manera equivocada resulta no sólo inútil, sino hasta un estorbo. Pongamos nuestra voluntad en aprovechar la provisión que nuestro esposo trae al hogar de forma adecuada y tengamos contentamiento: recordemos que lo hemos recibido gratuitamente, por el puro afecto de nuestro Dios.

La mujer sabia usa su tiempo y sus recursos lo mejor que puede. Seamos prudentes con los gastos que hacemos, a veces lograr una oferta de un producto poco útil (por poner un ejemplo) representa una pérdida para nuestros bolsillos, más que un beneficio.

Veamos nuestras manos como algo más que herramientas para hacer trabajos manuales. Algunas necesitamos aprender habilidades de las expertas y otras debemos instruir a las principiantes.

A partir de este momento, cada vez que vea sus manos o lea sobre ellas, recuerde el poder que Dios ha puesto en ellas: poder de dar y recibir; sus manos intercambian habilidades, orar y suplican la gracia de Dios para los nuestros, y también defienden su propósito en nuestra familia.

Pongamos nuestras manos a disposición del Señor y que Él obre a través de ellas.